Le amo hasta la luna, y siempre lo voy a hacer. Siempre va a ser mi nutria. Le llevo conmigo porque está dentro mío. Cuando sienta que la vida me pesa sobre los hombros y me quiera caer, voy a recordar sus ojos mirándome, sus intentos de hacerme sonreír, nuestras manos tocándose. Nuestra piel. Su risa. El frenesí que vivimos cuando soñamos despiertos, pero juntos. Siempre juntos. Gracias por su amor. Gracias por ser refugio. Gracias por cruzarse conmigo.

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