Rechazo a los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser. Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la gloriosa compañía de mi familia y el hombre que amo, unas cuantas carcajadas y unas palabras de amor. También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu que vaya creciendo de apreciar las cosas pequeñas. Un instante de belleza a diario. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una mujer amargada, pase lo que pase. Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí. Sólo quiero eso. Casi nada.

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