Amor, mis brazos abiertos, a ti son buen refugio, ven, acércate, descansa en ellos.
No te haré daño, aprendí a herir y sé hacerlo, de esa manera aprendí a cuidar, a no dañar, a ser cauto, a no correr, a caminar, a dar palabras, a tender mi mano y a abrir mis brazos.
Deja cuidarte, confía en mí, vamos a caminar sin volver los pasos atrás, lo que fue alguna vez nos hace ser quien somos hoy, cada vida cruzada y cada lágrima rodada son parte de la propia vida, por algo sucede.
Deja abrazarte y tranquilizarte, ven deja ya de angustiarte con sentimientos grises, con inviernos tristes. Sin invierno no hay primavera, sin domingo no hay lunes.
Ven a mis brazos que te están esperando.
si llenas todos tus vasos con la misma cantidad de agua, alguno de ellos terminará rebalsando.
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