Cuando te ví, sentado por primera vez esperando que saliera de la universidad, no supe en realidad que fue lo que me hizo sentir tan cómoda, tan feliz, tan como si ya todo estuviese completo. Tus ojos en aquella esquina, estábamos uno frente al otro, poniendo pretextos y creando temas de conversación para alargar la despedida. No eramos nada, pero yo sentía que lo eramos todo. Hasta que, a los pies de la virgen, decidiste ya no separarte más, quedarnos siempre así, juntos y decir por fin "te amo". Mi alma te reconoció pero mi cuerpo no lo entendía. Ahora ya todo es claro. Siempre te quise, desde que fuiste mi primer beso accidental (mi primer beso de cualquier tipo) hasta la última vez que te besé a propósito. Cuando me encontré bajo tus sábanas supe que abrazar, es sentir como una parte de ti se va quedando con la otra persona. Tu mantienes la mejor parte de mi. Entiende, cariño, que si por mi fuese acortaría la distancia solo para tener el placer de verte reír. Si por mi fuese haría del mundo algo pequeño para encontrarte y tomarte de las manos, hacerte sentir que vales la pena y que usted merece ser feliz. Yo estoy aquí entregando todo porque sé que usted no permitirá que yo vuelva en partes. Quedarse fue la mejor decisión.

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