"No sólo me abrió su corazón sino que también me invito a leer su libro favorito. A entender ese mundo que en cuestión de segundos le hacía llorar y de pronto le hacía reír. A conocer todas las personas que era y ocultaba del mundo. Y tomó mi mano con fuerza como cuando se toma una decisión apresurada: -Quiero estar siempre contigo. Pero era muy cambiante. De un día para otro me hablaba de otro autor y olvidaba al que tanto quiso. Me daba miedo, me daba pavor, que a mi me pasara lo mismo. Que un día llegara a dejar de latir en su corazón y ya nunca me permitiera estar juntos. Ni entrar a su casa ni conocer lo que le apasionaba ni escuchar su voz. Que sencillamente me dijera sin remedio: -Me aburrí de ti. Ahora estoy conociendo a alguien más interesante. Y vivir el resto de mi vida con esa triste verdad".

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Él.