Y en el fondo, tengo tantas ganas de quererte y que funcione, que me veas y sonrías, que no puedas controlar las ganas de abrazarme. Que seas mi cobija de carne, mi espada de acero indestructible. Que me quieras tanto, pero tanto, que no recuerdes ni el pasado, ni las ganas, ni viejas pieles, ni otros ojos, manos, labios… porque soy egoísta, intranquila, pero sobre todo, impaciente, y una que otra vez, intensa.
si llenas todos tus vasos con la misma cantidad de agua, alguno de ellos terminará rebalsando.
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