La culpa es de las mariposas

Este año no vi mariposas en mi jardín, es que las muy ingratas migraron a mi estómago y escribieron sobre ti por eso es que te llevo dentro y cada día me es más difícil librarme de ellas. Intento vomitarlas pero se han aferrado a mí, a ti, a esto, a lo que no le encuentro explicación. No puedes culparme de estas líneas tan rosas que te escribo, culpa a las mariposas, todo esto es obra suya —y de tu mirada, claro— reclámales a ellas y a su estúpido poder de acelerar mi corazón con cada aleteo. Créeme, a mí tampoco me gusta andar tan vulnerable.

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