Dedíquese a hacerle el amor.
Bésela, despacio.
Que no se le quede ningún rincón de ella en el que no quede el roce de sus labios.
Bésela y vea como de a poco se va llenando de su ser.
Contemple el como puede hacerla sentir antes de complementarse del todo con ella.
Ámela, despacio.
Tóquela, despacio.
Que luego de haber terminado, ella pueda sentir todavía el roce de sus manos, su lengua, sus labios... y pueda volver a comenzar.
Que pueda sentir algunos besos guardados en lugares sobre los que no solemos escribir.
No olvide hacerla sentir antes de unírsele del todo.
Ella tiene muchos orgasmos guardados para usted, tome uso de que ella posee la particularidad de tener más de uno que tienen reservado su nombre.
No permita que se le queden extraviados.
Ayúdele a encontrarlos y póngale su nombre en cada gemido y en cada sonrisa que se le escape.
Ningún otro hombre tiene la posibilidad de poder verla en estado tan vulnerable.
Tan a raíz de sentir.
Tan mujer.
Tan suya.
Esos ojos esperando por usted, porque han vivido poco y solo usted puede poner su primer recuerdo en su piel.
Y si le ha hecho sentir por primera vez, repítalo.
No deje que se le olvide que es lo que se siente, hacer eso por primera vez con usted.
O por milésima vez, con usted como primero y quién siguió luego de ese.
Créame que, si la hace sentir, sus noches ya no serán las mismas.
Hágala sentir sin palabras, que es lo que debe sentir la mujer que hace el amor con un hombre como usted.
Porque eso es algo que jamás debería olvidar.
Únase a ella, pero jamás olvide hacerla sentir.
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