Una vez un rey ofreció un gran premio al artista que pudiera captar en una pintura la paz perfecta. Muchos artistas lo intentaron. El rey observó y admiró todas las pinturas, pero solamente hubo dos que realmente le gustaron y tuvo que escoger entre ellas: La primera era un lago muy tranquilo. Este lago era el espejo perfecto donde se reflejaban unas plácidas montañas que lo rodeaban. Sobre ellas, se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas. Todos los que miraron esta pintura pensaron que reflejaba la paz perfecta. La segunda pintura también tenía montañas, pero era escabrosas. Sobre ellas, había un cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. Un espumos o torrente de agua parecía retumbar montaña abajo. Aquí, nada parecía pacífico. Cuando el rey observó detenidamente, descubrió tras la torrencial cascada un delicado arbusto que crecía en una grieta de la roca; el arbolito tenía en una de sus ramas un nido. Allí, en medio del rugir de la violenta caída de agua, reposaba plácidamente un pajarito en su nido... La paz perfecta. El rey escogió la segunda pintura y dijo: "Paz no significa estar en un lugar sin ruido, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor. Paz significa que, a pesar de estar en medio de las vicisitudes, seamos capaces de mantener la calma dentro de nuestro corazón. Este es el verdadero significado de la paz".
Él.
Es un maníaco de los detalles y un psicópata enamorado de las cartas escritas a mano. Solía ser un hombre muy distinto a lo que es ahora, tiene una cultura rallante en la locura . Este individuo de ojos oscuros admite haberse enamorado de unadama que toca el piano cada noche y que, al igual que las mujeres que el solía enamorar, tiene mil virtudes y secretos bajo su vestido de gala. Él tiene millones de pecados, todos ellos, conocidos por nadie . Pero el sentimiento hacia ella tiñe la ciudad de una magia que ni siquiera la más roja de las pecadoras va a poder reemplazar jamás . Se apoyó suavemente sobre el cuerpo de su querida y, escondiendo el rostro en su pelo, recorrió su cuello y sus hombros ; ella se atrevió a sonreírle. Era tan tímida, tan dulce . Él sintió que su corazón ardía con fervor . Movido por un arrebato, la besó . -Tengo que ir - le susurró al oído. Él refunfuñó. Finalmente, consintió en dejarla ir. Se cubrió con las sábanas: sin ella, el frío era des...
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