Sin miedo, esa debería ser mi filosofía de vida. He sobrevivido a todo tipo de eventos. Sobreviví accidentes, pésimas decisiones depresiones y momentos de mucha vulnerabilidad. He hecho cosas que quisiera eliminar y aún así sigo aquí, entera, avanzando, respirando y con la misma oportunidad de sentirme feliz. Mis experiencias dicen con vehemencia que no tengo razones para temer y aún así me congelo ante ciertas circunstancias. Me paro ante el hombre que he hecho el amor cientos de veces y cuando se acerca a besarme o a tomarme de la cintura, me invade una vergüenza por dentro y siento como se tornan rosadas mis mejillas, ni siquiera puedo moverme con naturalidad y verlo directamente a los ojos no es una opción viable. No importa qué haya vivido, qué haga ni qué vaya a vivir, sigo siendo ridícula cuando se trata de cosas así.

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