Sin miedo, esa debería ser mi filosofía de vida. He sobrevivido a todo tipo de eventos. Sobreviví accidentes, pésimas decisiones depresiones y momentos de mucha vulnerabilidad. He hecho cosas que quisiera eliminar y aún así sigo aquí, entera, avanzando, respirando y con la misma oportunidad de sentirme feliz.
Mis experiencias dicen con vehemencia que no tengo razones para temer y aún así me congelo ante ciertas circunstancias.
Me paro ante el hombre que he hecho el amor cientos de veces y cuando se acerca a besarme o a tomarme de la cintura, me invade una vergüenza por dentro y siento como se tornan rosadas mis mejillas, ni siquiera puedo moverme con naturalidad y verlo directamente a los ojos no es una opción viable. No importa qué haya vivido, qué haga ni qué vaya a vivir, sigo siendo ridícula cuando se trata de cosas así.
Él.
Es un maníaco de los detalles y un psicópata enamorado de las cartas escritas a mano. Solía ser un hombre muy distinto a lo que es ahora, tiene una cultura rallante en la locura . Este individuo de ojos oscuros admite haberse enamorado de unadama que toca el piano cada noche y que, al igual que las mujeres que el solía enamorar, tiene mil virtudes y secretos bajo su vestido de gala. Él tiene millones de pecados, todos ellos, conocidos por nadie . Pero el sentimiento hacia ella tiñe la ciudad de una magia que ni siquiera la más roja de las pecadoras va a poder reemplazar jamás . Se apoyó suavemente sobre el cuerpo de su querida y, escondiendo el rostro en su pelo, recorrió su cuello y sus hombros ; ella se atrevió a sonreírle. Era tan tímida, tan dulce . Él sintió que su corazón ardía con fervor . Movido por un arrebato, la besó . -Tengo que ir - le susurró al oído. Él refunfuñó. Finalmente, consintió en dejarla ir. Se cubrió con las sábanas: sin ella, el frío era des...
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