"Me desperté y la vi a ella arreglándose para ir a trabajar, pensé en decirle algo, pero cuando me di cuenta de que ella no me vio despierto decidí permanecer en silencio observando.
Concentrada ella miraba al espejo y concienzudamente cuidaba de cada detalle, el cabello, ojos, el tono de la piel y contornos, a veces ella se alejaba de su reflejo y como quién tanto ya hizo eso entendía detalles que solo una mujer puede entender.
Ella era hermosa como de costumbre, pero no tan increíble como cuando nos conocimos o incluso cuando ella se vestía para salir todos juntos. Me quedé allí, pensando en todo el tiempo que se toma para permanecer irresistible y cuánto tiempo le tomó para hermosear cada vez que me iba a encontrar.
Me quedé pensando también en cuántas veces me olvidé de decirle lo mucho que ella estaba maravillosa. Esa mañana fingí estar dormido y cuando ella se acercó para darme un beso de despedida me la tiré de sorpresa para mi lado de la cama, miré en sus ojos que parecían no entender nada y le dije: ' Lo siento cuando me olvido de decirte que eres La mujer más hermosa del mundo. Tengo la suerte de que me escogiera '. Ella sólo sonrió, con la misma sonrisa increíble de siempre y que yo hace tanto tiempo no valoraba por la maldita costumbre.
Esa mañana que salió para ir a trabajar yo sentí una gran nostalgia de ella, una nostalgia que hace tiempo no sentía. Realmente me di cuenta de la suerte que tenía por tenerla a ella a mi lado y la suerte que tuve por entender eso sin necesidad de perderla".
Él.
Es un maníaco de los detalles y un psicópata enamorado de las cartas escritas a mano. Solía ser un hombre muy distinto a lo que es ahora, tiene una cultura rallante en la locura . Este individuo de ojos oscuros admite haberse enamorado de unadama que toca el piano cada noche y que, al igual que las mujeres que el solía enamorar, tiene mil virtudes y secretos bajo su vestido de gala. Él tiene millones de pecados, todos ellos, conocidos por nadie . Pero el sentimiento hacia ella tiñe la ciudad de una magia que ni siquiera la más roja de las pecadoras va a poder reemplazar jamás . Se apoyó suavemente sobre el cuerpo de su querida y, escondiendo el rostro en su pelo, recorrió su cuello y sus hombros ; ella se atrevió a sonreírle. Era tan tímida, tan dulce . Él sintió que su corazón ardía con fervor . Movido por un arrebato, la besó . -Tengo que ir - le susurró al oído. Él refunfuñó. Finalmente, consintió en dejarla ir. Se cubrió con las sábanas: sin ella, el frío era des...
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