Se sentía triste. No entendía bien el porqué, o mejor dicho, no sabía cuál era, porque entre todas las cosas que andaban mal en su vida ninguna era demasiado grande para justificar que se sienta de esa manera. Porque la tristeza es mucha, tanta que por más que haga fuerza no puede llorar, como si esa angustia que le hunde de afuera hacia adentro tuviera manos que se aferran a su corazón, negándose a salir. Estando triste toda la cuidad se teñía de un color gris oscuro y las caras de las personas en la calle eran borrosas como fotografías fuera de foco. En las salas de cine se buscaba las películas más populares, las que convocaban a la mayor cantidad de espectadores, pero aún así, sentado en medio de ellos, se descubría sola, habitando un planeta de otra galaxia.
Él.
Es un maníaco de los detalles y un psicópata enamorado de las cartas escritas a mano. Solía ser un hombre muy distinto a lo que es ahora, tiene una cultura rallante en la locura . Este individuo de ojos oscuros admite haberse enamorado de unadama que toca el piano cada noche y que, al igual que las mujeres que el solía enamorar, tiene mil virtudes y secretos bajo su vestido de gala. Él tiene millones de pecados, todos ellos, conocidos por nadie . Pero el sentimiento hacia ella tiñe la ciudad de una magia que ni siquiera la más roja de las pecadoras va a poder reemplazar jamás . Se apoyó suavemente sobre el cuerpo de su querida y, escondiendo el rostro en su pelo, recorrió su cuello y sus hombros ; ella se atrevió a sonreírle. Era tan tímida, tan dulce . Él sintió que su corazón ardía con fervor . Movido por un arrebato, la besó . -Tengo que ir - le susurró al oído. Él refunfuñó. Finalmente, consintió en dejarla ir. Se cubrió con las sábanas: sin ella, el frío era des...
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