Iban juntos por la calle sin tomarse de la mano. Sus ojos pedían a gritos abrazarse. Sonreían sin acabar inmersos en una noche de verano. Era tan puro lo suyo que nadie podía percibir su presencia. La luna les marcaba el paso, fiel compañero del amor; las luces de los autos junto con el reflejo de las vidrieras parecían complotar con la situación, haciendo de ella algo que jamás se volvería a repetir, haciendo de ella algo único. No había espectadores, eran dos entes invisibles, transparentes como fantasmas para los demás transeúntes. Pero desde el cielo luminoso, las miles de estrellas poseían la magia de poder ver y sentir lo que había entre la mirada de aquellos que se amaban.
Desde allá arriba, ellas miraban con celos y con temor; tenían miedo que ellos dos, desde allá abajo, sean más eternos que ellas.
Él.
Es un maníaco de los detalles y un psicópata enamorado de las cartas escritas a mano. Solía ser un hombre muy distinto a lo que es ahora, tiene una cultura rallante en la locura . Este individuo de ojos oscuros admite haberse enamorado de unadama que toca el piano cada noche y que, al igual que las mujeres que el solía enamorar, tiene mil virtudes y secretos bajo su vestido de gala. Él tiene millones de pecados, todos ellos, conocidos por nadie . Pero el sentimiento hacia ella tiñe la ciudad de una magia que ni siquiera la más roja de las pecadoras va a poder reemplazar jamás . Se apoyó suavemente sobre el cuerpo de su querida y, escondiendo el rostro en su pelo, recorrió su cuello y sus hombros ; ella se atrevió a sonreírle. Era tan tímida, tan dulce . Él sintió que su corazón ardía con fervor . Movido por un arrebato, la besó . -Tengo que ir - le susurró al oído. Él refunfuñó. Finalmente, consintió en dejarla ir. Se cubrió con las sábanas: sin ella, el frío era des...
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