Pedazos de pieles se intercalan a través de movimientos súbitos como las patas de un insecto escabulléndose. Fuertes truenos hacen eco en el cuarto en la que ambos viven su amor reservado. Abrazados el uno al otro, sabiendo que solo ellos conocen lo que es tenerse entre si. Sus labios chocan y los muslos se besan desatando un ardor dulce en cada uno de sus nervios; el gozo parece infinito.
La sostiene entre sus manos mientras la abrumadora danza está a punto de finalizar.
Ella, escurriendo de sudor, se aleja del cuerpo de su amado para sugerirle una nueva forma de finalizar:
...
Comentarios
Publicar un comentario