A veces me gustaría que las personas dejaran de competir por quien es mejor, yo creo que todos son buenos solamente que son buenos en distintas áreas, pero uno si se puede ir ayudando para mejorar, a veces me gustaría que se alegrasen de los logros, a veces me gustaría que no fueran tan ensimismados en sus propias necesidades y pudiésemos ayudarnos.
A veces me gustaría que se pudiese tener una mano amiga diciendo "lo estás haciendo bien", no dar la mano y tener miedo que te hagan caer ¿por qué aplacar cuando puedes ayudar?
A veces me gustaría que las personas dieran cariño sin esperar nada a cambio.
A veces me gustaría poder sonreirle sin recibir una mirada agria.
A veces me gustaría poder ayudar.
A veces me gustaría que las personas fueran más personas.
A veces me gustaría más respeto y prioridad.
A veces me gustaría saber que no soy igual al resto, que si importa si es que no estoy.
A veces me gustaría poner un poco más de paciencia y bondad en el corazón de la gente.
A veces me gustaría ayudarles a ser felices.
A veces me gustaría que diferenciaran quien nunca, quien a veces, quien siempre.
A veces me gustaría decirles que todos son buenos a pesar que muestren otra cosa.
A veces me gustaría decirles que yo si estoy aquí.
A veces me gustaría ayudarles a mejorar.
Pero a veces me doy cuenta que no quieren ayuda.
Solo quieren que uno se amolde a lo que ellos quieren.
A la vida que ya llevan.
A veces me gustaría que dejaran las diferencias de lado y quieran un poco más.
Él.
Es un maníaco de los detalles y un psicópata enamorado de las cartas escritas a mano. Solía ser un hombre muy distinto a lo que es ahora, tiene una cultura rallante en la locura . Este individuo de ojos oscuros admite haberse enamorado de unadama que toca el piano cada noche y que, al igual que las mujeres que el solía enamorar, tiene mil virtudes y secretos bajo su vestido de gala. Él tiene millones de pecados, todos ellos, conocidos por nadie . Pero el sentimiento hacia ella tiñe la ciudad de una magia que ni siquiera la más roja de las pecadoras va a poder reemplazar jamás . Se apoyó suavemente sobre el cuerpo de su querida y, escondiendo el rostro en su pelo, recorrió su cuello y sus hombros ; ella se atrevió a sonreírle. Era tan tímida, tan dulce . Él sintió que su corazón ardía con fervor . Movido por un arrebato, la besó . -Tengo que ir - le susurró al oído. Él refunfuñó. Finalmente, consintió en dejarla ir. Se cubrió con las sábanas: sin ella, el frío era des...
Comentarios
Publicar un comentario