A mí ya no me daba tiempo de enamorarme pensé un día de aquellos. Tantos años bajo la sombra de aquella soledad se me hacían eternos cuando hablaba del amor. Por otro lado, mis amigos a los que siempre solía frecuentar eran felices al lado de sus parejas. Todo eso lo pensé mientras transcurrían largos meses. Todo eso pensé mientras veía mi vida pasar llena de lamentos y con esa esperanza de enamorarme de alguien. Y créanme, llega. Como llega la marea y te despoja de todo. Muy al contrario, aquel chico llegó despojando mis miedos. Me enseñó que podía volver a creer en el amor. Pero sobre todo, me enseño que podía volver a enamorarme de tan solo una sonrisa a las 8 de la mañana mientras le observaba despertar.

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Él.