Acompañandote cuando ya no queda nadie

Estaban almorzando tranquilamente en casa cuando en eso se oyen unos balazos a la lejanía.
- Madre, los balazos provienen de la zona en donde vive mi amigo
[los balazos aumentan]
- Nisiquiera planees en arriesgar tu vida para ir a ver a alguien que de seguro ya está desangrado.
- Pero...
- He dicho!, calla y come.
Haciendo caso omiso de la prohibición, salió.
Siendo gravemente herida logró encontrarle entre los cadáveres.
- Sabía que vendrías- le sonrió.
Al ir consumiendo su vida ante estas palabras del reciente fallecido pudo sentir que había valido la pena llegar hasta allí.

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