Ira

La gente no sabe amar.
Muerde en vez de besar y abofetea en vez de acariciar.
Puede que sea porque se da cuenta de lo fácil que es que el amor salga mal.
Derrepente se vuelve imposible, impracticable, un ejercicio de inutilidad.
Así que lo evita y busca consuelo en la angustia, el miedo o la agresividad, que siempre están ahí y son accesibles.
Y puede que sea porque no se dispone de suficiente información.
La ira y el resentimiento pueden enturbiar tu cerebro.
Eso lo sé ahora. No necesitan mucho para mostrarse, salvo la vida que consume y extingue.
No obstante la ira, es algo muy real.
Incluso cuando solo es indignación, puede cambiarte, transformarte, moldear y darte la forma de algo que no eres.
Por eso el único lado positivo de la ira, es la persona en la que te conviertes.
Con suerte, puedes despertar un día y darte cuenta de que no tienes miedo en tu viaje y que sabes que la verdad es como mucho, una historia parcialmente relatada.
Porque la ira, como todo en la vida, viene a rachas. Y cuando la dominas, su estela deja una nueva oportunidad de aceptarte como eres y la promesa de tranquilidad.
Aunque claro, ¿qué sé yo de todo eso?
Sólo soy una niña.

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