Puedo recordarlo, eran cerca de las 3:30 de la tarde.
Me llevó a su casa, fuimos caminando entre pláticas absurdas sobre cualquier cosa. El camino no me pareció largo a decir verdad aunque tardamos en llegar aproximadamente unos cincuenta minutos. Recuerdo que la entrada era muy bonita, había unos árboles muy hermosos por cierto, los cuales resaltaban más por los adornos de plantas que había por todos lados a su alrededor, la ventana del frente dejaba ver un poco el interior de lo que parecía ser un hogar muy acogedor.
Al llegar abrió la puerta y dejó las llaves en la mesa, en seguida nos recibieron sus mascotas, un gatito que se acercó muy emocionado y al que acaricié en las orejas. Después dijo que pusiera mis cosas en el sillón y que podía sentarme, que enseguida volvía.
Tres minutos con veinticuatro segundos después regresó con un par de vasos y una jarra con agua de frutas que puso en una mesa de madera en la que había un recipiente con galletas. Me ofreció un vaso con jugo y se sirvió una cerveza, se sentó conmigo y ambos bebimos un trago para posteriormente poner casi al mismo tiempo los vasos en aquella mesita de madera con las sillas adornadas con plumones.
(Aquí viene la parte que hace que éste día no pueda borrarlo aunque quisiera)
Sentados en aquel sofá nos dimos cuenta de algo, nunca habíamos estado del todo a solas en casa.
Me acerqué un poco, retiré un par de hebras de cabello rubio de su frente y nos miramos en una brevedad tan eterna como tierna y suspiramos al unísono.
Entonces acaricié su suave rostro y mientras iba cerrando sus ojos y abriendo sus labios, le besé, le besé largamente
Entonces…
Entonces…
Lo lamento, lo demás no lo recuerdo, tengo mala memoria.
Él.
Es un maníaco de los detalles y un psicópata enamorado de las cartas escritas a mano. Solía ser un hombre muy distinto a lo que es ahora, tiene una cultura rallante en la locura . Este individuo de ojos oscuros admite haberse enamorado de unadama que toca el piano cada noche y que, al igual que las mujeres que el solía enamorar, tiene mil virtudes y secretos bajo su vestido de gala. Él tiene millones de pecados, todos ellos, conocidos por nadie . Pero el sentimiento hacia ella tiñe la ciudad de una magia que ni siquiera la más roja de las pecadoras va a poder reemplazar jamás . Se apoyó suavemente sobre el cuerpo de su querida y, escondiendo el rostro en su pelo, recorrió su cuello y sus hombros ; ella se atrevió a sonreírle. Era tan tímida, tan dulce . Él sintió que su corazón ardía con fervor . Movido por un arrebato, la besó . -Tengo que ir - le susurró al oído. Él refunfuñó. Finalmente, consintió en dejarla ir. Se cubrió con las sábanas: sin ella, el frío era des...
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