Aprendí a conocer cada gesto suyo y cada uno de ellos me enamoró, su forma de mirarme de reojo cuando se ponía celoso o se taimaba, la forma en que estiraba la boquita cuando hacía maña, la forma en que caminaba cuando tenías flojera (todo un niñito de 5 años arrastrando los pies pidiendo prácticamente que lo lleven en brazos), sus intentos de crear una conversación con mi familia cuando quedaban solos en el living. Aprendí a conocerle en tan poco tiempo porque se mostró tal cual es conmigo y usted me conoció a mi por lo mismo. Aprendí a amarle con lo mañoso y enojon que es, la paciencia que me decía que tenía que tenerle la dominé y fue así como terminé con ganas de vivir cada día juntos, por ser suya y felizmente he dicho: " tengo pololo, lo amo, no necesito otro porque él lo tiene todo y me hace feliz con tan solo verle". Aprendí a amar sus bailes improvisados (aunque ni tan así, ya que se sabe todas las coreografías de sus vídeos musicales favoritos). Me alegra la vida con estar sentado a mi lado, aun así esté en silencio, enojado, pensativo o pegado viendo cualquier cosa que le llamaba la atención. Sé todas esas cosas porque vez que estoy a su lado le dedico todos los segundos de mi vida en aprender y admirar sus detalles. Usted lo duda, pero estoy con ganas de formar un hogar juntos. Se volvió mi todo. No quiero otra persona que no sea usted. No sabe lo mucho que le amo y nunca entenderá todo lo que vale para mi aunque le escriba mil libros sobre su existencia.
Mi muchacho
"El amor estaba ahí, cerquita, esperando que le hablara. Escondido en timidez, disfrazado de amistad.". Y es que no sabe lo emocionada que me pongo cada mes esperando los 13. Y si, a veces dejo esperar un poco para no parecer tan ansiosa, pero miro el reloj cada 12, esperando que ya comience a ser 13. Hay cosas que me gustan de usted con ganas. No hablo de las facciones de su rostro o la proporción de sus piernas. Tampoco hablo de la forma de sus ojos ni mucho menos de la forma en que sus manos se moldean a mi cuerpo cuando hacemos el amor, no hablo tampoco de su cuerpo cuando lo veo vestirse ni de como sus dedos se enredan en mi cabello cuando me toca. Hablo de cosas sencillas como, por ejemplo: me gusta la manera en que sonríe cuando se enoja y también cuando no lo está. Me gusta su mirada concentrada cuando estudia, sus lunares rodeando sus hoyuelos. Me gusta cuando me dice que estoy regalona y le doy toda la razón del mundo. Me gusta porque me ha convertido en alguien...
Comentarios
Publicar un comentario