No importaba el contexto en el que estaba en mi vida, el lugar, la situación, no importaba nada si yo miraba sus ojos. No me importaba nada si sentía sus manos tibias recorrer mi piel que usualmente se encontraba fría. Era encontrar la paz al mirar su sonrisa, aquella que esbozaba luego de encontrarnos con la mirada, aquella que hacía que mis piernas temblaran y al mismo tiempo quiera ir corriendo para que sus brazos me rodeen, en aquel abrazo donde sus labios siempre se encontraban en mi cuello, para darme aquel beso que me hacía cerrar los ojos y me dejaba llevar para cualquier situación.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Él.