– ¿Eres feliz? —le pregunto ella a él—. – No. Tú eres feliz y yo no, así es como funciona —respondió—. – ¿Hay algo que pueda hacer para que seas feliz? —preguntó ella, esperando oír aquella respuesta que sabía que él sentía—. – Sí, pero no lo harás —respondió él, con pena, mientras ahogaba un ‘ámame’—. A ella le hubiera gustado oír que era, y a él, que ella lo hiciera. O quizás, a él le hubiera gustado decirlo, y a ella, hacerlo.
Nunca lo supieron.
Él.
Es un maníaco de los detalles y un psicópata enamorado de las cartas escritas a mano. Solía ser un hombre muy distinto a lo que es ahora, tiene una cultura rallante en la locura . Este individuo de ojos oscuros admite haberse enamorado de unadama que toca el piano cada noche y que, al igual que las mujeres que el solía enamorar, tiene mil virtudes y secretos bajo su vestido de gala. Él tiene millones de pecados, todos ellos, conocidos por nadie . Pero el sentimiento hacia ella tiñe la ciudad de una magia que ni siquiera la más roja de las pecadoras va a poder reemplazar jamás . Se apoyó suavemente sobre el cuerpo de su querida y, escondiendo el rostro en su pelo, recorrió su cuello y sus hombros ; ella se atrevió a sonreírle. Era tan tímida, tan dulce . Él sintió que su corazón ardía con fervor . Movido por un arrebato, la besó . -Tengo que ir - le susurró al oído. Él refunfuñó. Finalmente, consintió en dejarla ir. Se cubrió con las sábanas: sin ella, el frío era des...
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