- Estoy comenzando a enamorarme —le confesó a su amigo—.
- ¿Estás seguro de que es amor? —inquirió él—. A veces juramos que amamos a alguien sin darnos cuenta de que sentimos realmente. Hay que aprender a amar más que sentir amor en sí.
- ¿Qué quieres decir? —preguntó de vuelta—.
- El amor es más que un flechazo. La sociedad ha acuñado el término ‘amor romántico’ como sinónimo del ‘amor verdadero’. A veces nos negamos a expresarlo abiertamente. Uno tiene que aprender a amar a la gente. Enamorar es, básicamente, hacer que el otro te aprenda a amar, a querer y valorar con todos tus defectos y virtudes, con todo tu ser, con todo lo que eres y lo que serás. A veces amamos sin darnos cuenta y a veces nos aman sin que lo notemos. Amar es subconsciente.
- Es una interesante reflexión, lo que me dices.
- Y, entonces, ¿estás enamorado? —preguntó el amigo, con un tono de interés—.
- Estoy —dijo él, con una expresión magnífica en su rostro—, más seguro que nunca, de que sí, la amo.
Mi muchacho
"El amor estaba ahí, cerquita, esperando que le hablara. Escondido en timidez, disfrazado de amistad.". Y es que no sabe lo emocionada que me pongo cada mes esperando los 13. Y si, a veces dejo esperar un poco para no parecer tan ansiosa, pero miro el reloj cada 12, esperando que ya comience a ser 13. Hay cosas que me gustan de usted con ganas. No hablo de las facciones de su rostro o la proporción de sus piernas. Tampoco hablo de la forma de sus ojos ni mucho menos de la forma en que sus manos se moldean a mi cuerpo cuando hacemos el amor, no hablo tampoco de su cuerpo cuando lo veo vestirse ni de como sus dedos se enredan en mi cabello cuando me toca. Hablo de cosas sencillas como, por ejemplo: me gusta la manera en que sonríe cuando se enoja y también cuando no lo está. Me gusta su mirada concentrada cuando estudia, sus lunares rodeando sus hoyuelos. Me gusta cuando me dice que estoy regalona y le doy toda la razón del mundo. Me gusta porque me ha convertido en alguien...
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