No era acostarme contigo y despertar a tu lado lo más que deseaba.

Era que nos agarráramos de la mano, con la misma intensidad ambos, con la misma energía los dos y enfrentarnos al mundo como quien no le teme a nadie porque sabe que ahí está el otro para apoyarlo. ¿O a caso no es eso lo que todos deseamos cada vez que vemos a ese alguien realmente especial?

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Él.