Estaba yo enferma en cama, viendo una película. Le ofrecí tomar asiento. Cualquiera hubiese esperado que se recostara a mi lado. Él sin más, fue a buscar una silla, la puso cerca de la cama y tomó mi mano. No le dije nada, pero ese pequeño gesto significó el mundo para mí. Una señal de respeto capturó otra vez mi corazón.

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