"Estábamos sentados uno en frente del otro, tomábamos algo; intentaba hablar con él, mientras me perdía en sus ojos. Construía frases sin sentido por culpa de sus labios. Y al levantarnos y acercarnos al mostrador, la camarera muy amable preguntó: “juntos?” así, simplemente, no “les cobro juntos” o “o pagan todo junto”, solo un “juntos”. Y yo para mis adentros pensé: ojalá."

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Él.