Supongo que a nadie le gusta sufrir eternamente

ni a la persona más masoquista del mundo.
Y para eso ya hay alguien.
Alguien que te hace olvidar, que simplemente te hace sonreír.
Sonreír y olvidar.

He llegado a una conclusión: Que aunque luego recuerdes de nuevo, no es malo, ya has sido feliz por un momento, has dejado la máscara por un segundo, y te has podido dar cuenta de lo que realmente merece tu olvido y tu sonrisa.

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Él.