Columpio.
Ibamos caminando camino a casa cuando en eso, los divisé.
Un par de columpios se mecían sin nadie que les impulsara un vaivén.
Moría por subirme a uno de ellos.
-Sabías que me gustan los columpios ? - dije, tratando de utilizar las conocidas "indirectas".
-Qué bonita te ves a contraluz. - contestó mientras avanzaba, dejando los columpios fuera de nuestra vista.
Me habló de universidades, amor,trabajo, futuro, bebés, proyectos entre otras cosas.
Siquiera había sido capaz de pagar un colectivo para irnos a casa, los tacones estaban pidiendo descanso de las 3 horas que forzadamente tuvieron que caminar, y aún faltaba más, pero no quise decirle ¿sabes?. Me gusta cuando la gente hace lo que anhelas que haga, sin necesidad de pedírselo.
( Así como las personas que saben retirarse temprano de tu casa, sin necesidad de decirle : "Mira la hora, que tarde es!", y a veces, siquiera eso sirve).
Cuando en eso, volví a divisar un par de columpios.
Esta vez, solo les quedé mirando.
El simplemente avanzó continuando con su monólogo, sonriéndome y tratando inutilmente de sujetar mi mano de vez en cuando.
Tuve una tercera oportunidad... 3 columpios.
No importa lo corto del vestido, ni tampoco importa lo aguja que sean los tacones.
Es ahora o nunca - pensé - me voy a columpiar, me acompañarías ? - agregué.
Mientras él ponía objeciones sobre las muchas razones por las que yo no podría subir yo estaba sentándome sobre el columpio.
Se acercó a mi y comenzó a empujarme, alagando lo bonito del vestido.
Lanzé mi cartera lejos.
- Pero no la tire, quedará toda sucia y de esas son caras - me retó.
- Bueno, se recoje y se limpia, una vez que me baje de aquí - contesté.
Ni Coco Chanel podría reemplazar lo feliz que estaba ahí arriba, tratando de tocar las nubes.
Un par de columpios se mecían sin nadie que les impulsara un vaivén.
Moría por subirme a uno de ellos.
-Sabías que me gustan los columpios ? - dije, tratando de utilizar las conocidas "indirectas".
-Qué bonita te ves a contraluz. - contestó mientras avanzaba, dejando los columpios fuera de nuestra vista.
Me habló de universidades, amor,trabajo, futuro, bebés, proyectos entre otras cosas.
Siquiera había sido capaz de pagar un colectivo para irnos a casa, los tacones estaban pidiendo descanso de las 3 horas que forzadamente tuvieron que caminar, y aún faltaba más, pero no quise decirle ¿sabes?. Me gusta cuando la gente hace lo que anhelas que haga, sin necesidad de pedírselo.
( Así como las personas que saben retirarse temprano de tu casa, sin necesidad de decirle : "Mira la hora, que tarde es!", y a veces, siquiera eso sirve).
Cuando en eso, volví a divisar un par de columpios.
Esta vez, solo les quedé mirando.
El simplemente avanzó continuando con su monólogo, sonriéndome y tratando inutilmente de sujetar mi mano de vez en cuando.
Tuve una tercera oportunidad... 3 columpios.
No importa lo corto del vestido, ni tampoco importa lo aguja que sean los tacones.
Es ahora o nunca - pensé - me voy a columpiar, me acompañarías ? - agregué.
Mientras él ponía objeciones sobre las muchas razones por las que yo no podría subir yo estaba sentándome sobre el columpio.
Se acercó a mi y comenzó a empujarme, alagando lo bonito del vestido.
Lanzé mi cartera lejos.
- Pero no la tire, quedará toda sucia y de esas son caras - me retó.
- Bueno, se recoje y se limpia, una vez que me baje de aquí - contesté.
Ni Coco Chanel podría reemplazar lo feliz que estaba ahí arriba, tratando de tocar las nubes.
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