Me senté frente al piano.

Retiré la partitura y posé mis dedos sobre las teclas.
Suavemente repasé mi vida a través de las notas.
Tración por amor.
Muerte por vida.
Altos y bajos.
Una respiración agitada solicitó un descanso.
Pero el placer del becuadro canceló el efecto del bemol.

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Él.