Antes creía que eran más mis ganas de verle de nuevo, que mis deseos de escribir. Creía que si dejaba de escribir sobre su ausencia, él lo notaría y vendría corriendo a tomarme por la espalda y besar todos esos lugares que solo él reconocía. Ahora creo que poeticé demasiado la vida, que todo cuanto escribo desde el momento en que todos continúan, se ha convertido en mi catarsis. De alguna u otra manera, me convertí en polvo, en agua, en algo efímero, algo que me costo sanar. Me convertí en esto, y nos convertí en letras, en historias, en poesía…

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