Estoy contándole a la oscuridad cada uno de mis anhelos. La oscuridad se parece a mí y comprende cada uno de mis miedos. Ella también le teme mucho al sol y a la llegada del día. Es vulnerable y fácilmente puede desaparecer al encender una bombilla. Es intocable, pero puedes sentirla e incluso imaginarla. La oscuridad es mi amiga y diría incluso que es mi hermana. Ambas somo igual de insustanciales, somos una carencia y un todo. Depende del expectador. Soy como la oscuridad, porque muchos le temen sin razón, dicen que se asustan de lo que hay en ella y ella es el equivalente de mi corazón. Soy como la oscuridad, porque si hay luz, no puedes contemplar a las luciérnagas volar. Al igual que ella, si me miras y decides conocerme, podrás admirar con mis ojos la magia que esconde el mundo. Soy como la oscuridad, porque pocos pueden disfrutarme. Soy como ella y lo prefiero así, temida, incomprendida, pero necesaria.

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