¡Cómo me deja que le piense! Pensar en usted no lo hago sola. Pensar en usted es tenerle, como el desnudo cuerpo ante los besos, todo ante mí, entregado. Siento cómo se da a mi memoria, cómo se rinde al amor al pensarle entre las luces tenues de mi habitación, al sentirme libre entre sus brazos, su gran consentimiento en la distancia. Y más que consentir, más que entregarse, me ayuda, viene hasta mí, me enseña recuerdos en escorzo, me hace señas con las delicias, vivas, del pasado, invitándome. Me dice desde allá que hagamos lo que quiero —unirnos— al pensarle. Y entramos por el beso que me entibia las manos, y pensamos en usted, los dos, yo sola.

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