Me acabo de recordar de un deja vú, un sueño, no sé bien que es lo que fue.
Dicen que si lo cuentas a tiempo, no se cumple, prefiero tomar mis precauciones.
Estaba yo leyéndome las cartas de Tarot, allí me decía que todo lo que me había pasado estaba destinado a suceder, para mi crecimiento espiritual, para aprender.
Luego aparezco en otro lugar, conversaba con mi mami y la Feña, me decían que como era que lo había hecho de nuevo, yo les decía que lo había hecho por amor pero que todo se había roto porque este hombre siempre creía tener la razón y no salía de ese estado, que era yo la que tenía que acomodarme a sus cosas, a sus personas y sus decisiones, que ya me había cansado, pero les decía que no me arrepentía, que había aprendido y que ya no sucedería una tercera vez.
Luego de eso les dije que por favor me esperaran un momento afuera, entraba a un lugar muy grande, como una especie de agencia o aeropuerto, veía muchos gringos dentro que solicitaban mis servicios, yo les decía que estaría allí al día siguiente, pero tenía que agendarlos puesto que eran muchísimos, ellos estaban dispuestos a esperar por mí e incluso algunos me mostraban boletos de avión.
Al salir de allí veo la figura de un hombre, solo una sombra que estaba parada fuera del aeropuerto, no se acercó en ningún momento.
Yo entraba en el colectivo de mi papi, con mi familia dentro y lo veía que (la sombra) se quedaba de pie, sin moverse en ningún momento mientras nos íbamos en el colectivo, iban ríendo, incluso me hacían a mi reír mientras yo iba agendando cosas de trabajo.
Él.
Es un maníaco de los detalles y un psicópata enamorado de las cartas escritas a mano. Solía ser un hombre muy distinto a lo que es ahora, tiene una cultura rallante en la locura . Este individuo de ojos oscuros admite haberse enamorado de unadama que toca el piano cada noche y que, al igual que las mujeres que el solía enamorar, tiene mil virtudes y secretos bajo su vestido de gala. Él tiene millones de pecados, todos ellos, conocidos por nadie . Pero el sentimiento hacia ella tiñe la ciudad de una magia que ni siquiera la más roja de las pecadoras va a poder reemplazar jamás . Se apoyó suavemente sobre el cuerpo de su querida y, escondiendo el rostro en su pelo, recorrió su cuello y sus hombros ; ella se atrevió a sonreírle. Era tan tímida, tan dulce . Él sintió que su corazón ardía con fervor . Movido por un arrebato, la besó . -Tengo que ir - le susurró al oído. Él refunfuñó. Finalmente, consintió en dejarla ir. Se cubrió con las sábanas: sin ella, el frío era des...
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