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Encuentro

Con su bolso bajo el brazo, Victor, el oficinista, corría hacia la estación. Puesto que hoy su despertador le jugó una mala pasada,sonó 10 minutos después de lo acostumbrado. A la misma vez, Danitza, presa de la rutina,decidió esa misma mañana hacer algo con su vida y comenzaría por tomar el tren. Quedaban solo 5 minutos para que el tren saliera. Danitza a bordo, a 5 minutos de forjarse un destino. Victor, a 5 minutos de llegar tarde. Estando los dos a bordo,Victor observa que hay solo un asiento vacío. A que no adivinas junto a quien...

Nunca Más

Apretando los dientes y haciendo esfuerzos por no llorar, la vio alejarse al lado de otro. Supo inmediatamente que nunca más la vería. Nunca más se luciría con ella, despertando la envidia de los muchachos del barrio. Primero la soñó y luego la tuvo, descargando a diario la excitante energía de su juventud. Tenía el orgullo de haber sido su dueño por un par de dichosos meses. Pero el destino quiso que a los 14 años, Rodrigo, frente a un cortaplumas, entregara su bicicleta.

Buscando una historia

Sentado en una banca ubicada por un lugar de Santiago se encuentra un hombre. Con un cuaderno en sus piernas y un lápiz en la mano buscaba inspiración en algún lugar cercano. Tachó muchas palabras que había comenzado a escribir. No encontraba palabras en ese espacio ajeno, ninguna mirada que le conectara a un poema. Muchas personas se sentaron a su lado, pero nadie de quien valiera la pena escribir. Sus historias siempre que llegaban a la parte en que conocía al amor de su vida llegaba el momento en que su alma gemela se confundía con la multitud o se perdía en algún vagón en el que él no subiría. Parece que hoy no encontraría alguna historia que no tuviese un final.

Extranjeros

A estos extranjeros recién llegados les habían mencionado que el transantiago era un transporte público muy particular y pintoresco. Éstos se subieron con sus cámaras nuevas, para retener en una grabación o fotografía aquella nueva experiencia. Se acercaron a una señora y le preguntaron que era lo más portentoso que había visto en sus recorridos. Y ésta respondio : Ustedes.

Destino

Una vez más, Alfredo deambula sin rumbo por Santiago. La soledad se adivina en su actitud. En dirección contraria camina Katherine, quien puede hacer inmensamente feliz a Alfredo. Si se encontraran serían una de las parejas que descubren la verdadera felicidad, aunque sea en el atardecer de la vida. Ambos están a menos de una cuadra, y ocupan la misma vereda. Su encuentro es inevitable. Pareciera que el destino les ayuda en su prometedora unión. Pero en ese momento, sin causa aparente, Alfredo se cambia de acera.

Requiem

Doloroso lamento el mio, pues cuanto más le suplico a la noche que me deje abrazarte, más difícil me es ver tus ojos por culpa de sus oscuros planes. Suspiros al viento que no son oídos por nadie, amores que se desvanecen acariciando tu desatada melena del color del más bello azabache. Tu aliento, dulce camino de vida, entrelazándose con mi agonía, deja impresa en mi la peor de las melodías. Réquiem por mi alma gélido como tus mejillas, doloroso a la vez como cual espina de pez clavada en la garganta, pero dulce como sólo tu boca puede serlo en este momento. Que yo muera y tu vivas para recordarlo hace que muera feliz, pues si tu murieses, alguien nos tendría que recordar a los dos.

Anciana

- El otro día vi a una anciana sentada en un banco y sonreía, no sé, parecía feliz... ¿y sabes en qué pensaba? - ¿En sus nietos? - No, pensaba todas esas palabras con canciones que oyó en determinadas circunstancias, en el amor que en muchas ocasiones no se atrevió a confesar, besos y caricias compartidas, pensamientos al azar. - ¿Y cómo lo sabes?. ¿Se lo preguntaste? - No, simplemente lo sé, porque algún día ella seré yo.