Mi muchacho

"El amor estaba ahí, cerquita, esperando que le hablara. Escondido en timidez, disfrazado de amistad.". Y es que no sabe lo emocionada que me pongo cada mes esperando los 13. Y si, a veces dejo esperar un poco para no parecer tan ansiosa, pero miro el reloj cada 12, esperando que ya comience a ser 13. Hay cosas que me gustan de usted con ganas. No hablo de las facciones de su rostro o la proporción de sus piernas. Tampoco hablo de la forma de sus ojos ni mucho menos de la forma en que sus manos se moldean a mi cuerpo cuando hacemos el amor, no hablo tampoco de su cuerpo cuando lo veo vestirse ni de como sus dedos se enredan en mi cabello cuando me toca. Hablo de cosas sencillas como, por ejemplo: me gusta la manera en que sonríe cuando se enoja y también cuando no lo está. Me gusta su mirada concentrada cuando estudia, sus lunares rodeando sus hoyuelos. Me gusta cuando me dice que estoy regalona y le doy toda la razón del mundo. Me gusta porque me ha convertido en alguien nuevo, en alguien que no tiene miedo cuando me coge de la mano y me contagio de sus locuras como niña caprichosa. Me gusta porque ha trasformado la palabra imposible en lo posible. Me gusta porque somos completamente distintos pero, estando juntos, todo eso se resume a nada cuando me mira y vienes a susurrarme al oído un "te amo" que lo resuelve todo. Sé que me ama de verdad cuando es capaz de aguantarme cuando no me aguanto ni yo. Adoro decirle al mundo que somos más que amigos, porque nuestra historia es demasiado especial como para no ser algo más. Usted es esa persona de la que hablo y presumo todo el tiempo, porque siento que es un hombre con valores de los que vale la pena contar. Hay que abrazarnos más, besarnos más, cuidarnos más, más, más y más, siempre más. Nunca me sentí tan llena de vida y de planes de dos (¡de a dos, ya no tengo que caminar sola, por Dios! es hermoso). Usted siempre será parte de mi vida, así vengan nuevas personas, así el tiempo nos pase por encima, será la mejor parte de mi vida y a la que siempre querré volver al terminar el día. Y es que nadie va a entenderme mejor que usted en esta tonta necedad de esperar las 11:11 y pedir deseos. Ya quiero que estemos viejitos para decirle: "Vió como si era usted el amor de mi vida". Me va a disculpar pero voy a mirarle todo el tiempo que la vida me permita hacerlo, es que ahí, entre sus brazos, me siento protegida. Yo no soy perfecta pero si confía en mí, nunca le voy a defraudar. Podría silenciar el mundo con tal de escucharle hablar. Quiero que su felicidad sea siempre mi culpa. Estaré allí para alentarle siempre. Gracias por darme tanto amor bueno.

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