El verdadero milagro de la vida no es encontrarse con uno mismo, que después de todo no es más que una paradoja de quinta.

Lo importante es encontrarse con alguien.
Esos efímeros puentes que dentro de este mundo de islas algunos suelen tender; efímeros porque duran muy poco y hechos quizas de la misma materia de la que están hechos los sueños.

Por ahí, cada tanto, en esa horrenda soledad que es la vida, uno liga un puente.
Un puente que se puede tejer con un cariño o con un amor; quiere decir que en este mundo donde todas las citas son fallidas, o casi todas las citas son fallidas, en donde casi todo consiste en ir a
esquinas donde nadie acude, en donde casi todos los encuentros fallan.

Salvo alguna que otra vez, como flechas luminosas en la noche, en que uno va a una esquina y hay alguien bueno.
yo creo que eso merece festejarse con dignidad, y hacer digno ese pequeño puentecito que se ha tendido.

Solo una vez en la vida de un hombre pasa un centímetro cúbico de suerte y solo la pescará el que este todo el tiempo atento.
Nos toca solo un poquito de suerte en la vida y el peor de los pecados es dejarla pasar.
Hay que estar atento a las señales, atento a las citas, que se cumplen pero son muy pocas, atento a los sueños que se dan.

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