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Mi francés en Santiago

Le digo una serie de mentiras. Que nací aca (nací en sn bdo), que soy guía turistica en mis ratos libres (nunca lo he sido). Que si quiere (gratuit évident), le muestro la une ville. Estrujo todo mi francés para conquistarlo. Es tan naturalmente atractivo. Le gusta la ciudad que me invento, los falsos datos que le digo, el ritmo con que remontamos Santiago. Nos miran. Lo llevo donde siempre, no sé porque lo hago (nunca lo sé). Se resiste pero lo doblego igual. A veces me dice cosas y se ríe. Yo no tengo idea de lo que me cuenta, pero se ve tan lindo que de todas maneras me río con él.

Darkyeth

Darkyeth camina pateando basureros por el centro. Todas las mujeres andan tras él. Se pasea con su mohicano rojo y su chaqueta de látex. Le pegó a un skinhead cerca de la iglesia y a un hardcore en el supermercado. Un día llegó con un bate al bar de René y se paró con todos los chascones. Es muy punkie, el más rudo. Pero Darkyeth llega a casa, se despoja de su anárquico uniforme, ayuda a su hermanito a hacer la tarea, poda el césped, cuida el pan, cuida a su abuelita. Es un muy buen jóven.

El hombre equivocado

Me casé con el hombre equivocado”, “estoy con el hombre equivocado”, “estoy con uno, pero enamorada de otro” y una enorme variedad de frases de este tipo se escucha a menudo en reuniones de amigas o en conversaciones confesionarias. ¿Por qué las mujeres nos quedamos pegadas con un hombre a pesar de que no estamos enamoradas de él?, ¿es la estabilidad más importante que el amor y la pasión?, ¿por qué las mujeres en temas amatorios generalmente tomamos malas decisiones? Interrogantes difíciles de contestar y misterios que en la historia de la humanidad no han sido descifrados. La mejor manera de graficar la queja constante de millones mujeres es la película Los puentes de Madison, sobre todo la escena de Meryl Streep sentada al lado de su marido en el auto detenido por el semáforo en rojo. Llueve a chuzos y delante de ellos está en su auto Clint Eastwood, el amor de su vida, confirmado en apenas un fin de semana de conocerse. La luz roja se hace un mundo de espera, sobre todo cuando ella...

Lo que ellos quieren

Hace unos días conversaba con un amigo y me decía que las mujeres vivíamos quejándonos de los hombres en vez de conversar con ellos directamente lo que no nos gustaba o lo que queríamos. No entendía cómo ellos podrían saber qué necesitábamos o queríamos, sobre todo si nuestros gustos y necesidades cambian 100 veces en un día. En defensa del género le dije que me parecía ligero argumentar que por desconocimiento, los hombres no eran capaces de siquiera sospechar cuáles eran nuestras necesidades básicas en asuntos de pareja. Ese fue mi error más grande porque me llenó de razones (y pruebas) de que muchas veces, los hombres están en lo cierto. Primero me dijo que cuando un hombre intentaba conversar ese tipo de temas con una mujer, ella se ponía de inmediato a la defensiva, como si fueran a terminar con ella. Luego, venía la agresividad y el contra ataque que en casi el 100% de los casos, terminaba con un llanto descontrolado (cosa que los hombres detestan) y pidiendo que las abracen, lo ...

Tan Lejos, tan cerca

Reflexionando acerca de la amistad y lo botado que tengo a mis amigos, se me vino a la cabeza un flash, reparé en algo que nunca me había fijado: la mayoría de mis compinches están sin pareja. Aunque casi todos son separados, hay muchos, que teniendo “la edad de merecer” siguen solos y no precisamente por una opción personal. Ahondando en mis pensamientos, me cuestioné la constante y llegué a la conclusión que las mujeres son un poco regodeonas y aún buscan al hombre perfecto sin tener mucha conciencia que nadie es perfecto, ni siquiera ellas. Siempre esperan que las acompañen a vitrinear, a ver Sex and the City y al recital de Luis Miguel o cualquiera de esos melosos, pero cuando ellos ponen el fútbol, reclaman. Además, por lo menos mis amigas, encuentran a los hombres inmaduros y poco comprometidos. En cambio ellos, piensan que las mujeres somos un cacho, complicadas, y que a pesar de ese halo de libertad e independencia que ostentamos en los últimos años, cuando ellos menos lo piens...

La revolución de la píldora masculina

Está en etapa de estudio aún, pero abre grandes esperanzas a las mujeres del mundo. En México, un grupo de científicos está trabajando en una píldora anticonceptiva masculina y aunque sólo se ha comprobado su efectividad en ratas, es un hecho que con el fármaco, los animalitos de laboratorio eyaculan sin espermatozoides, lo que obviamente evita el embarazo. Según los investigadores, lo más relevante es que el medicamento hasta el momento no provoca efectos secundarios, como baja de la testosterona o disminución del deseo sexual. Según Adriana Morales, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana de México, esta es una primera etapa que va seguida de experimentación con monos, perros y gatos y al final del proceso, se ingresa a la fase clínica en que el fármaco es aplicado en humanos. Hasta el momento, el único “pero” es que no se sabe si el proceso se revierte una vez que se deja de consumir el medicamento, es decir, podría producir infertilidad. Mi pregunta es ¿los hombres e...

Parche Curita

Hace algunos días vi una película en la casa de un pretendiente. Tipo 12.30 a.m., mientras regresaba a mi hogar y pasaba por la playa, quedé plasmada contemplando una imagen de verdad asombrosa. La luna brillante iluminaba todo el mar y se veía increíble. Lo primero que pensé fue llamar a mi pretendiente, pero no tenía vista al mar. De cierta manera necesitaba compartir algo así de sorprendente con mis personas favoritas. Fue precisamente en este instante donde comencé a cuestionarme respecto a la gran cantidad de personas que ciertamente no tienen con quien compartir sus momentos especiales. Que no comentan su cotidianeidad con nadie y que paulatinamente van perdiendo esa chispa que hace del día algo importante, especial, diferente.Podríamos suponer que esto sería una primera señal de esa inquietante impresión de sentirse solo/a. Ese primer indicio de la imponente sensación de soledad que gradualmente se va transformando en una insatisfacción de vida. La niegas, la tapas, te rodeas de...