¿Y si te invito a un café así como en las películas? Tú, yo, por mucho tiempo. Hay dos sillones rojos, uno para ti y otro para mi. Dos tacitas de café infinitas, como el universo que podemos crear, una para ti y otra para mi. Otra, para la familia. ¿Y si te digo que la primera vez qué te vi te llevaste algo mío? No se que fue. Tomaste algo de mi. Un pedacito de mi alma, algo fue. Desde ese día no puedo dormir tranquila. Y es bonito pensar que tu risa iluminó mi tarde. Esa tarde y las que siguieron. ¿Y si te digo que me encantaría tenerte a mi lado? Así, juntitos los dos. Solamente así. Pero, ¿Qué tal si tú no me quieres? ¿Qué tal si no te gusta mi café?

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