Es probable que en unos años nos encontremos.
Voy a reconocerte (cómo no) por tu mirada de enamorado, por tus cejas de chico malo. Y me dirás (con toda seguridad) que he cambiado un poco, que mi pelo está más largo, que tengo más lunares en los hombros y que mi peso… que mi peso siempre está bien para ti.
Es posible que me abraces (sin vergüenzas, sin orgullos) y que mi corazón de castillo de arena se derrumbe con tu abrazo y se haga de mar. Me dirás: “Tú siempre tan roja”, te diré que lo estoy manejando. Y sabrás que es mentira, que el día en que no me ponga roja será porque no estés.
Seguiremos caminando, me sentiré muy pequeña a tu lado y miraré de reojo tu casaca de cuero (de mi más reciente abrazo). Me pedirás la hora, y sin pensar te daré mi celular (como hago siempre) para ahorrarme el tiempo de pronunciar los números.
Me mirarás los labios y sabrás que tu boca fue la última que he besado.
Te llamaré para vernos el día siguiente.
Para un encuentro de casualidad.
Él.
Es un maníaco de los detalles y un psicópata enamorado de las cartas escritas a mano. Solía ser un hombre muy distinto a lo que es ahora, tiene una cultura rallante en la locura . Este individuo de ojos oscuros admite haberse enamorado de unadama que toca el piano cada noche y que, al igual que las mujeres que el solía enamorar, tiene mil virtudes y secretos bajo su vestido de gala. Él tiene millones de pecados, todos ellos, conocidos por nadie . Pero el sentimiento hacia ella tiñe la ciudad de una magia que ni siquiera la más roja de las pecadoras va a poder reemplazar jamás . Se apoyó suavemente sobre el cuerpo de su querida y, escondiendo el rostro en su pelo, recorrió su cuello y sus hombros ; ella se atrevió a sonreírle. Era tan tímida, tan dulce . Él sintió que su corazón ardía con fervor . Movido por un arrebato, la besó . -Tengo que ir - le susurró al oído. Él refunfuñó. Finalmente, consintió en dejarla ir. Se cubrió con las sábanas: sin ella, el frío era des...
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