Quizás mi corazón no sabía ni de tus virtudes ni se tus defectos cuando decidió enamorarse. Pero yo sabiendo de ellos, decidí aceptarlos, no rendirme, y seguir luchando por ti.
Porque ¿sabes una cosa? tus virtudes me encantan tanto, que dejan pequeños a los defectos. Y los buenos momentos ocupan tanto mi mente que los malos se olvidan solos.

- Deja de dudarlo.

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Él.