Mundo de los muertos
Al principio es un poco difícil acostumbrarse a estar muerta. Hay un instante casi imperceptible en el que tu alma deja para siempre tu cuerpo, pero tu sigues consciente de lo que sucede, sólo que lo empiezas a sentir de otra manera. Es como si todo se volviera gaseoso y sin peso, flotas y miras a la gente y ellos no te ven y ya no te duele nada y eso te alivia. Pero conforme pasan los minutos te das cuenta de que ya no podrás volver a hablar con nadie que esté vivo y eso te hace sentir angustia. Y ahí empiezan a aparecer los otros muertos, te hacen preguntas que cómo te llamas, de qué te moriste y en que trabajabas. Siempre está el muerto bueno que te dice con qué tener cuidado, al que le caes bien por alguna razón desconocida. Está también el muerto que se cree jefe de todo y anda desafiando a todo el mundo. Uno piensa que esas cosas se acaban con la muerte, pero depende de qué muertos anden por ahí. Lo bueno, me decía uno de ellos, es que ya no te pueden matar. Mi problema es que de...